Syd llora la pérdida de su amiga, mientras McKenna carga con culpa por todo lo sucedido. La muerte de una leyenda de Koreatown conmociona a la comunidad.

El equipo intenta encontrar a la persona responsable de la ola de crímenes que azota Koreatown. Entre tanto, los recuerdos de Irak golpean a McKenna.

Luego de reunirse con una chica que trabajaba con Jen, Syd y McKenna creen que van por buen camino, pero, de repente, sus vidas corren peligro.

El equipo se sumerge en una nueva investigación que involucra a un joven jugador de waterpolo al que encontraron muerto luego de un supuesto accidente automovilístico.

Surgen nuevos detalles que parecen indicar que el caso de Koreatown está lejos de estar cerrado. Encuentran un vínculo entre una nueva aplicación y una serie de delitos.

Mientras lidia con un caso caótico que involucra a Nico, McKenna comienza terapia familiar. Entre tanto, Syd comparte noticias dolorosas con familiares de Jen.

Syd tiene una emotiva charla con una persona cercana a Jen. McKenna y Patrick toman una decisión trascendental. Walker termina en una situación de vida o muerte.

El Departamento de Policía de Los Ángeles se apresura por salvar a uno de sus miembros. Luego, Syd y McKenna quedan en medio de un tiroteo.

Descubren a McKenna cenando con un hombre. El aumento de los delitos en Koreatown afecta a sus residentes. Un dispensario es el escenario de un robo letal.

Una investigación de Asuntos Internos agita las aguas entre Syd y Baines. El equipo interroga a un traficante disfrazado de poni celeste. Patrick sale al ataque.

Mientras Patrick espera los resultados de la elección, los oficiales buscan a un asesino. Syd evalúa decir la verdad sobre lo sucedido en el depósito de chatarra.

Una muerte cercana lleva a McKenna a atar cabos sueltos. Todo el equipo se prepara para ejecutar un astuto plan y devolverle la paz a Koreatown.