Millenium Mambo es básicamente la modernidad y contemporaneidad cinematográfica mal entendida.
Con un lenguaje visual pretencioso, totalmente anárquico, lleno de planos desenfocados y movimientos de cámara erráticos, el ritmo es soporífero.
Cabría esperar entonces que el guión aportara riqueza al trabajo final, pero resulta que la cinta está llena de redundancias y déjà vus.
La banda sonora es insufrible la primera hora de metraje, con la música máquina como apoyo argumental. Y el "original" recurso del tabaco perpetuo es irritante.