Un desgraciado incidente en el inodoro cambiará para siempre la relación entre nuestros protagonistas. Pero una nueva esperanza para la raza humana llega al piso.

Llegar a un piso y empezar una nueva convivencia nunca es fácil. Pero lo es menos si uno de los inquilinos quiere comerles el cerebro a los demás.

La ciencia no ha encontrado ninguna cura para la plaga de zombis. Es lo que tiene comer cerebros, que la humanidad pierde a algunas de las mentes más privilegiadas y los tontos tienen que jugar a farmacéuticos.

Contrariamente a lo que algunos dicen, el apocalipsis no es un sitio especialmente divertido. Por eso, si eres un superviviente, es bueno aprovisionarte con juegos de mesa o ser capaz de inventar nuevos pasatiempos.

Cuando no hay futuro, querer adivinarlo es algo bastante estúpido. Y cuando había, quizás también lo era. Eso sí, hay muchos métodos para intentarlo.

En la era zombie, como en la guerra, la verdad es la primera víctima. O quizás no. Puede que lo sean los cerebros vivos pero, en todo caso, uno no puede fiarse de los medios postapocalípticos.

Todo el mundo asiste a su propio funeral, pero solo los zombis pueden comentarlo.

En la era zombi, la posibilidad de ver unas buenas perolas se reduce de manera drástica. Puedes encontrar tetas podridas tiradas por la calle, pero no es como cuando mirabas de reojo a las chicas que hacían top-less en la playa. Por eso, cada imagen de un buen busto es un tesoro.

Era zombie no tiene porque ser sinónimo de caos y anarquía. La democracia es el menos malo de los sistemas inclusive cuando el cerebro de los candidatos es valorado, básicamente, como delicatessen.

Vivir rodeados de muertes vivientes o no disponer de equipos perfectos de mecanografía, no debe frenar las ansias humanas por encontrar la belleza mediante la literatura.

Cuando en la Tierra solo quedan un hombre y una mujer, el propio instinto de supervivencia de la raza humana los tendría que llevar a copular. Pero a veces la dignidad humana está en poder decir que no. Mil veces.

El tejido productivo de un país se ve seriamente dañado cuando sufre una plaga de zombis. Es por eso que la autogestión se convierte en una opción razonable.

Fiestas, bebida, disfraces y la noche que confunde. Ni el apocalipsis borra los recuerdos del pasado.

Abrir un negocio cuando solo queda otro ser vivo en la Tierra no parece una gran idea pero te asegura el 100% de la clientela. El único problema es la competencia zombie.

MOSTRAR MÁS

Siempre va bien tener un reclamo para patos, especialemente cuando hace tiempo que ha llegado el apocalipsis.

Los supervivientes de una hecatombe zombie se pueden multiplicar si uno se pone un calcetín en la mano.

En el anonimato de la red se pueden esconden zombis y algún que otro orco. Pero tambien puede ser el lugar donde encontrar el amor.

El rock nunca muere. Bueno, los rockeros sí, pero el hecho de que sean zombis les permite seguir tocando.

El apocalipsis relaja mucho las convenciones sociales y Berto no deja de intentarlo. El futuro de la Humanidad está ahora en el culo de un zombi... Continuará...

Quizás la música amanse a los zombis, pero un cantautor puede poner de los nervios a cualquiera.

La navidad llega llena de ilusiones. Aunque el mundo se haya ido a la mierda, siempre hay algun paquete para abrir.

Se ha escrito y se ha hablado mucho sobre la serie Friends. Sobre Zombis se ha escrito y se ha hablado menos, pero aquí queda un documento audiovisual sobre las interioridades de esta obra.