A raíz de una colisión con una bandada de flamencos rosas, un avión cae a la selva, y Tarzán, que ha acudido rápidamente al lugar, consigue rescatar a todos sus tripulantes. Poco después, el grupo es atacado por los nativos de Opar, unos salvajes sanguinarios, que arrojan a Tarzán al río y raptan a una de las mujeres de la expedición con intención de sacrificarla a sus dioses.

Una banda de atracadores, compuesta por un padre ya anciano y sus cuatro vástagos adultos, atracan un banco en un pequeño poblado africano, y en su huida a través de la jungla matan a un policía, amigo de Tarzán. Éste acaba con uno de los atracadores y detiene a otro de ellos, a quien conducirá ante la justicia en Kairobi. El resto de la familia irá al rescate del detenido y, al tiempo, a vengarse de Tarzán, quien pretende tomar una lancha hacia la ciudad africana; destruido el medio de transporte por los atracadores, Tarzán deberá viajar a través de la selva, acompañado, de paso, por los viajeros de la lancha...

La existencia de una pequeña clínica en la selva, dirigida por un anciano doctor, desata la envidia del hechicero de la tribu que ve su prestigio en peligro ante los éxitos del medico europeo. Será Tarzán el encargado de restablecer la paz, tras vencer al perverso asesino.

Unos cazadores que se hacen pasar por fotógrafos se adentran en Sukulu, territorio donde los animales son sagrados.

Bajo la identidad de un explorador occidental, el cazador Schroeder se dedica a capturar animales de forma furtiva para un zoológico, engañando al propio Tarzán (Gordon Scott) y su familia para lograr su colaboración. Pero Sikes, hermano del cazador, aspira a conseguir una presa mayor: el propio Tarzán.

Tarzán debe luchar con un grupo de despiadados aventureros británicos dispuestos a todo para hallar una mina de diamantes en la selva. Después de descubrir que esos hombres han matado a unos nativos, el hombre mono está dispuesto a acabar con ellos. Penúltima película de Gordon Scott en el papel de Tarzán.