Tras encontrar en un río el cuerpo de un niño asesinado, la policía centra la investigación en las amenazas anónimas y de carácter personal que recibieron sus padres.

A medida que las sospechas apuntan a un miembro de la numerosa familia de la víctima, un supuesto testigo empieza a cambiar su testimonio, complicando la investigación.

La búsqueda del asesino de Grégory empieza de cero con nuevos investigadores. Las sospechas señalan a Christine, la madre de la víctima.

Aún atónitos por la impactante decisión de Jean-Marie, una embarazada Christine se ve cada vez más culpabilizada por los medios y la opinión pública.

Asignan un nuevo juez al caso. A pesar de su intención de esclarecer la verdad, unos cuantos tropiezos socavan su labor.