Lady Gaga se une al jurado cuando las drag queens se suben a la pasarela con dos looks: un homenaje a su ciudad natal y su mejor versión drag de Gaga.

Las reinas se dividen en dos grupos en una batalla de animadoras repleta de piruetas y de críticas. El grupo musical The B-52s se une al jurado.

Para el siguiente reto, las concursantes crean dos personajes encantadores: una princesa de un cuento de hadas y su inseparable acompañante.

Las reinas empiezan presentando un programa de entrevistas con Naya Rivera como invitada especial, para después desfilar con camisones de los más atrevidos.

En esta ocasión las reinas se sacan selfis con el equipo técnico de Ru y actúan en "Las Kardashian: El musical", dirigido por Todrick Hall.

Los jueces invitados Candis Cayne y Denis O'Hare juegan a las imitaciones con las reinas, que emulan a NeNe Leakes y a Naomi Campbell entre otras.

Como tributo a un clásico televisivo de los 90, las chicas se ponen a las órdenes de Tori Spelling y Jennie Garth, y se suben a la pasarela con peinados monumentales.

Las reinas forman equipos para crear episodios piloto para la televisión. Además, desfilan por la pasarela con extravagantes atuendos inspirados en moda para niños.

Después de que las reinas cambian de imagen a los nuevos miembros del equipo, todos hacen playback sobre la pasarela. Kesha y el diseñador Zaldy son los jueces invitados.

Para celebrar la cultura gay, las reinas se inspiran en las gimnastas rítmicas, la bandera arcoíris, los unicornios y The Village People.

Las cuatro reinas finalistas graban versos para la última canción de Ru, aprenden la difícil coreografía de Todrick Hall y toman la pasarela con vestidos deslumbrantes.

Las chicas se reúnen para hablar sobre los momentos más polémicos de la temporada y RuPaul desvela datos sobre la final.

Las finalistas se enfrentan en un duelo de playback en el que se juegan el gran premio de 100 000 dólares y el título de la próxima Drag Superstar.