El dios Habaek, heredero del trono del Reino del Agua, llega al mundo de los humanos y conoce a Yun So-a, una psiquiatra que lo confunde con un paciente.

So-a no sabe que ella desciende de sirvientes de los dioses. Después de que Habaek la besa sorpresivamente, comienza a escuchar cosas extrañas.

So-a se vuelve mentalmente inestable y empieza a escuchar voces de insectos y plantas. Yeom-mi cree que eso se debe a la culpa que siente por no poder ayudar a alguien.

El poder divino de Habaek vuelve a aparecer para salvar a So-a, pero el regreso es temporario. So-a finalmente cree que Habaek es un dios.

So-a emprende un viaje en auto con Habaek y Soo-ri, pero fallan los frenos. Habaek salva a So-a con su poder, que solo regresa cuando ella lo necesita.

Biryeom amenaza con arrojar a So-a desde un puente para probar los poderes de Habaek, y la joven se pregunta qué hicieron sus ancestros para que ella merezca tal destino.

Después de una pelea con Habaek, So-a visita a Hu-ye y abre su corazón. Más tarde, Habaek le dice a So-a que puede vender el terreno.

Habaek se da cuenta de que Hu-ye es un semidiós y sospecha que tiene algo que ver con la desaparición de Judong. So-a se pone nerviosa por la venta del terreno.

Habaek finalmente se encuentra con Judong, quien perdió la memoria tras recibir el impacto de un rayo el día en que Hu-ye llegó al mundo humano.

Judong recobra la memoria y le da a Habaek la tercera piedra sagrada. Judong dice que Hu-ye le provocó la pérdida de memoria accidentalmente.

Habaek encuentra a So-a con Hu-ye y malinterpreta la situación. Ese incidente le sirve para darse cuenta de lo que siente por ella y decide confesárselo.

Mura le cuenta a So-a cómo sus ancestros se convirtieron en sirvientes de los dioses, porque quiere convencerla de que le permita a Habaek regresar a su propio mundo.

Habaek regresa y descubre por qué las piedras sagradas están en el mundo humano. Luego, le dice a So-a que quiere amarla para despedirse de ella como es debido.

Mura se desquita con Habaek cuando sale a la luz el motivo por el que Hu-ye mató al súbdito de Biryeom. Hu-ye recuerda todo y desaparece.

So-a contempla el atardecer con Habaek y admite que quiere ver a su padre. A la mañana siguiente, mientras él prepara el desayuno, aparece Hu-ye.

Yeom-mi reconoce a la persona que aparece en sus sueños: es el padre de So-a. Luego de volver a su mundo, Habaek sigue preocupado por So-a.