Sam Fox, madre soltera de tres hijas y actriz con problemas, solo quiere sobrevivir a su día a día. Se queda atónita cuando su hija mayor, Max, de quince años, le pide sin reparos que le compre marihuana.

Sam vuelve pronto a casa después de otra decepción en su carrera y se encuentra con que la niñera, Susie, ha abandonado sus tareas y que las niñas han hecho un desastre en casa. Mientras limpia, encuentra un condón sin usar en la habitación de Max.

Sam lleva a un compañero a casa a cenar, Mel, el director de la película en que ella trabaja. Su amiga Sunny, que vive indirectamente a través de ella, cree que Mel debería tener una aventura, aunque está casado. Mel se lleva bien con los niños… pero no tanto con Phil.

Cuando Frankie enferma y una de las madres de su equipo de fútbol se somete a una cirugía complicada, Sam se sorprenderá pensando en la mortalidad, y le pregunta a Phil si le conviene hacer un testamento.

Sam se enfrenta a diversas situaciones: gente de su edad que sale con mujeres más jóvenes, compras con las chicas, traumas en la vida de sus amigos, golpes en el trabajo, una petición de su exmarido y ayudar a Phil con ciertas tareas.

Sam se molesta cuando la madre de un niño del coro extraescolar de Duke la manipula de forma pasivo-agresiva para que recoja a su hilo después de la escuela. Y se molestará más aún cuando acaba aceptando invitaciones a la iglesia.

Sam impone una ley sobre un chico que le gusta a Max, y se ve envuelta en una guerra de bromas con Frankie. Más tarde, Sam sale con el profesor de arte de Frankie y la noche acaba teniendo un giro inesperado.

Sam lleva a Max y a su amigo Paisley a un concierto, y mientras observa sus travesuras de adolescentes, se acuerda de cuando ella tenía su edad y reflexiona sobre lo confusa que es su vida amorosa en el presente.

Sam pasa un día agotador intentado que todo el mundo sea feliz mientras intenta encontrar algo de tiempo para sí misma. Un acto de equilibrio que le hará sentirse incómoda.