Después de 5 años peleando en las Cruzadas, Robin de Locksley regresa a casa y observa con horror como su gente ha sido brutalmente sometida a las reglas tiránicas del nuevo señor, Sir Guy de Gisborne.

El Sheriff, completamente devastado por la humillación sufrida, irrumpe en Locksley y amenza con una cruel revancha si Robin Hood no se rinde.

Un misterioso encapuchado asesina a gente inocente en Nottingham y Robin Hood es cargado con la culpa de tan atroz crimen.

Robin y los chicos encuentran un bebé abandonado en el bosque justo antes de que los hombres del Sheriff rapten a Roy. El malvado gobernador le da un ultimátum al muchacho: o matar a Robin Hood o ver a su madre ahorcada al amanecer.

Llega la feria de Nottingham y la gente espera emocionada que tenga lugar la competición de la flecha de plata.

Robin y su banda se dirigen a Nottingham. De camino, se topan con Flaxton, un granjero que resulta ser realmente el inspector de impuestos.

Allan se encuentra en Sherwood con su hermano Tom después de que éste le robara y huyera sin decir adiós.

El día del cumpleaños del rey Ricardo estará lleno de sorpresas para la banda. Djaq es capturada durante una fiesta en la finca de Gisborne y Robin descubre un secreto terrible acerca del discípulo del Sheriff.

Robin evita que un pirómano incendie la iglesia de Locksley y se lo lleva al bosque de Sherwood.

Una gran sorpresa espera a Little John y a su familia dentro de las mazmorras del Sheriff. Cuando el veterano proscrito se entera de que su hijo es detenido y encarcelado, acude en su rescate, pero termina en el mismo lugar que él.

Will cuenta a la banda que el Rey está de regreso a Nottingham, pero la alegría no es completa porque saben que Sir Guy de Gisborne tiene planeado casarse con Marian el día de la llegada del monarca.

La banda se prepara para despedir a Marian, cuando descubren que sigue respirando. La trasladan a casa de su padre para que se recupere y, allí, Edward le pide a Robin que le ayude a detener el asesinato del Rey.