For 17 years, filmmaker Jay Rosenblatt filmed his daughter Ella on her birthday in the same spot, asking her the same questions. In just 29 minutes, we watch her grow from a toddler to a young woman with all the beautiful and sometimes awkward stages in between. Each phase is captured fleetingly but makes an indelible mark. Her responses to her father’s questions are just a backdrop for a deeper story of parental love, acceptance, and ultimately, independence.

Cuando Ella, la hija de Jay Rosenblatt, cumplió dos años, padre e hija empezaron un ritual de aniversario consistente en una serie de preguntas fijas: él filmaba y preguntaba, ella respondía ante la cámara. Elaborada a lo largo de diecisiete años, el resultado de esta conmovedora obra deja lucir el amor del cineasta, pero también el peso de una mano maestra en el ensamblaje de los fragmentos temporales.

Cuando Ella, la hija de Jay Rosenblatt, cumplió dos años, padre e hija empezaron un ritual de aniversario consistente en una serie de preguntas fijas: él filmaba y cuestionaba, ella respondía ante la cámara. Elaborada a lo largo de diecisiete años, el resultado de esta conmovedora obra deja lucir el amor del cineasta, pero también el peso de una mano maestra en el ensamblaje de los fragmentos temporales.

Um pai filma a filha todos os anos, no dia de seu aniversário, e faz a ela as mesmas perguntas. Em apenas 29 minutos, vemos a garota se transformar de menininha em jovem mulher, passando por todos os estágios, belos ou desajeitados, no caminho, enquanto a relação entre os dois se desenvolve em toda sua complexidade.