En Beirut, los trabajadores de la construcción sirios están construyendo un rascacielos mientras que al mismo tiempo sus propias casas están siendo bombardeadas. La guerra libanesa ha terminado pero la guerra siria aún continúa. Los trabajadores están encerrados en la obra. No se les permite salir después de las 19.00. El gobierno libanés ha impuesto toques de queda nocturnos a los refugiados. El único contacto con el mundo exterior para estos trabajadores sirios es el agujero a través del cual salen por la mañana para comenzar un nuevo día de trabajo. Aislados de su tierra natal, se reúnen por la noche alrededor de un pequeño televisor para recibir las noticias de Siria. Atormentados por la angustia y la ansiedad, mientras sufren la privación de los derechos humanos y laborales más básicos, siguen esperando una vida diferente.