Inès trabaja en una gran empresa alemana establecida en Bucarest. Su vida está perfectamente organizada hasta que su padre Winfried llega de improvisto y le pregunta ”¿eres feliz?”. Tras su incapacidad para responder, sufre un profundo cambio. Ese padre que a veces estorba y que la avergüenza un poco le va a ayudar a dar nuevamente sentido a su vida gracias a un personaje imaginario: el divertido Toni Erdmann.
Lee Hayden es un actor de doblaje retirado e ícono del Western, pero sus mejores días y actuaciones han quedado atrás. Lee vive recordando sus años de gloria y fumando marihuana hasta que un diagnóstico de cáncer cambia sus prioridades. Ahora él tratará de reconciliarse con su hija distanciada, y buscará un último papel para consolidar su legado como actor.
Eubanks, un criador de cerdos de la vieja escuela de Georgia, al borde de perder la granja familiar, se embarca en un viaje por carretera con Howard, su amado y enorme cerdo. Durante su camino a través de la frontera con México para encontrar un nuevo hogar a "Howie", los problemas con el alcohol y el deterioro de salud comienzan a cobrarle factura, modificando sus planes. Su distanciada hija, Eunice, se ve obligada a unirse a ellos en su aventura. Impulsado por fuertes convicciones y terquedad en sus viejas costumbres, Eubanks intenta hacer las paces a través de su devoción a "Howie" y el deseo de reparar sus relaciones rotas.
Jedediah Tucker Ward (Gene Hackman) es un legendario abogado de las libertades civiles que ha dedicado su vida a defender a los desprotegidos contra el Estado y las grandes multinacionales. Su hija Margaret (Mary Elizabeth Mastrantonio) es una brillante abogada que será el próximo socio del bufete más prestigioso de San Francisco. Ambos se enfrentarán en un proceso donde deben anteponer su profesionalidad a sus sentimientos de amor y odio en un estremecedor caso que les unirá o separará para siempre.
Con motivo de la boda de su distante hijo Dylan (Michael Nardelli), Lynn (Ellen Barkin) se verá obligada a reunirse con su ex-marido Paul (Thomas Haden Church), y con toda su caótica familia: sus tres desastrosos hijos: Alice (Kate Bosworth), Elliot (Ezra Miller) y Ben (Daniel Yelsky), sus excéntricos padres (Ellen Burstyn y George Kennedy), y la nueva mujer de Paul, Patty (Demi Moore), que se caracteriza por su fuerte temperamento. (FILMAFFINITY)
Gone Are the Days sigue la historia del notorio proscrito, Taylon Flynn. Envejecido, enfermo e incapaz de reconciliar al hombre que era con quien se ha convertido, Flynn está empeñado en salir de esta vida en un arrebato de gloria. Sus planes se tuercen al descubrir la vida sórdida que su hija se ve obligada a vivir. Para salvarla, debe convocar a los demonios internos que purgó hace mucho tiempo, y encuentra que la redención es un camino difícil de recorrer.
A cook in his heyday, Camilo is now a worn-out fifty-year-old who works for a cleaning company. We can guess a personal failure in the past of this solitary Mexican living in Montreal. However, Camilo wants to get back on track and an opportunity to recover his culinary passion finally presents itself. Everything is in place for this new beginning when Camilo receives a visit from his daughter Tania, with whom he had cut ties because of her drug addiction. She tells him that he is a grandfather and asks him to take care of the child while she undergoes her umpteenth rehab. The arrival of this grandson will upset Camilo’s plans. There will be a new beginning for him, certainly, but not as he imagined it.
Svensson is a wealthy, aging blusterer who has just had a rather unusual funeral for his late wife and is now on his way to Spain with his cracker of a young mistress. But his trip is delayed when a lawyer turns up with a paternity suit. With a young undertaker as the new chauffeur at the wheel of his Jag, he sets off to confront the woman who claims to be the mother of his unknown daughter, turning his life and that of his companion upside down in the process.
La rutina y la chistorra han llevado a Mauricio a perder cosas que daba por supuestas. En un acto de incongruente desesperación, acude al carromato de una adivina de feria para intentar atar los cabos sueltos que se ha ido dejando por el camino. Con la ayuda de su bola de cristal, la adivina le muestra una realidad diferente.