La vida de la joven Victoria se transforma completamente cuando se convierte en reina de Inglaterra. Una adolescente que tuvo que aprender a gobernar bajo la mirada y el juicio de toda la opinión pública británica. Las luchas de poder y las relaciones personales en el entorno de las altas esferas de la familia real forjarán la personalidad de una nueva reina: una mujer fuerte, compleja y obstinada que debe, de alguna manera, convertirse en un icono mundial.
La BBC tiene fama por hacer las mejores series históricas, y The Virgin Queen es una muestra de ello. En ella, podemos ver a Elizabeth, que reinó durante el siglo XVI y no tuvo una vida sencilla, puesto que ella no era la destinada a heredar el trono. Elizabeth es hija de Enrique VIII, famoso por lo poco que le duraban las mujeres, y Ana Bolena, la cual fue ejecutada por orden de su marido. Así, Elizabeth tuvo que vivir toda su vida con la ejecución de su madre, y lo que es peor, que la ejecución fuese ordenada por su padre. Además, no tenía la simpatía de su hermana, que ordenó su arresto, de manera que Elizabeth temió que su hermana la asesinase, algo de lo que se libró porque su hermana murió, dejándole el trono. Elizabeth no se casó a pesar de que hubiese sino lo normal siendo la reina. Eso aumentó una leyenda sobre ella y le valió el sobrenombre de “La Reina Virgen”, lo que hizo que sus súbditos la apreciasen mucho más.
Miniserie de 2 episodios. La reina de Inglaterra Isabel I Tudor (1558 y 1603) tuvo que demostrar a Europa y a sus súbditos su capacidad para gobernar con firmeza en un mundo dominado por los hombres. A pesar de sus victorias militares y de sus éxitos políticos, tanto el Parlamento como sus consejeros empezaron a perder la paciencia, pues la reina rechazaba a todos sus pretendientes, lo que no impedía que tuviera amantes como Robert Dudley (Jeremy Irons) o el joven y ambicioso Robert Devereux, conde de Essex. Sin embargo, nada consiguió doblegar la voluntad de Isabel I, que se mostraba reacia a ceder parte de su poder a un rey consorte.