Sin que lo sepan, Víctor Peñaranda y Eusebio Benítez están condenados a muerte. Son dos ex-policías, ahora sicarios al servicio de una soterrada oficina de cobranzas de Cali. Ambos han sido citados para llevar a cabo un operativo del cual tienen pocos detalles. Se conocen compartiendo la habitación de un céntrico hotel, desde donde deben permanecer atentos y a la espera de instrucciones telefónicas. Ambos han llegado acatando una orden, pero ocultando sus culpas: Peñaranda guarda desde hace dos días una gruesa suma de dólares que escondió durante un turbio operativo de allanamiento. Benítez arrastra el lastre de un asesinato y calladamente sufre lo que parece ser un maleficio pues lo acosan horribles pesadillas y visiones con su víctima que lo van descomponiendo física y mentalmente.
Red (Nicholas Cage) es un leñador que vive alejado del mundo junto al amor de su vida, Mandy (Andrea Riseborough). Un día, mientras da un paseo abstraída en una de las novelas de fantasía que suele leer a diario, Mandy se cruza sin saberlo con el líder de una secta que desarrolla una obsesión por ella. Decidido a poseerla a cualquier precio, él y su grupo de secuaces invocan a una banda de motoristas venidos del infierno que la raptan y, en el proceso, hacen añicos la vida de Red. Decidido a vengarse y equipado con toda clase de artilugios, pone en marcha una matanza que deja cuerpos, sangre y vísceras allá por donde pasa.