Enrique VIII contrae matrimonio por tercera vez con la tímida y recatada noble Jane Seymour, una unión por la que sus consejeros y él rezan para que resulte en un heredero varón. Los en su día leales súbitos se rebelan frente a la cruzada de Enrique contra el catolicismo.

La rebelión ahora conocida como "Peregrinaje de Gracia" comienza a tomar un cariz serio y Enrique envía a Brandon para tratar con los insurrectos. En cama debido a que se le ha vuelto a abrir la herida que se hizo durante la justa, Enrique toma una nueva amante: Lady Ursula Misseldon.

Enrique se reconcilia con sus anteriormente repudiadas hijas, María e Isabel, durante los festejos de Navidad, pero traiciona y aplasta brutalmente la rebelión contra él tras haber realizado promesas conciliadoras a los líderes de la revuelta.

Los líderes de la revuelta de los Peregrinos de Gracia son sentenciados a muerte, pero Brandon está trastornado por lo cruel y despiadado de la represión. Enrique celebra el nacimiento de un hijo pero su felicidad dura poco, ya que la reina Jane muere a los pocos días.

Enrique permanece aislado mientras guarda luto por la muerte de la reina, una oportunidad que los enemigos de la corona aprovechan para asesinar a varios amigos de la corte. Cromwell se queda trastornado cuando Enrique no evita las semejanzas de su nueva iglesia con el catolicismo.

Cromwell comienza en serio la tarea de casamentero cuando planea asegurar la Reforma mediante el matrimonio de Enrique con una esposa protestante, pero el rey es precedido por su reputación como marido. El estado de la pierna herida de Enrique pone en peligro su vida.

Se avecina una guerra contra Francia y España, las cuales se han aliado contra Inglaterra con el respaldo de Roma, por lo que Enrique acepta un matrimonio políticamente ventajoso con Ana de Cleves, una aristócrata alemana sosa y carente de sofisticación a la que no ha visto nunca.

Enrique se mueve con rapidez para anular su matrimonio carente de amor con Ana de Cleves, y toma una nueva amante, Catalina Howard, de 17 años. La princesa María se enamora del duque Felipe de Baviera. La caída en desgracia de Cromwell es repentina y dramática.

En el primer episodio de la cuarta temporada, el rey Enrique VIII se casa con su quinta esposa, Catalina Howard, una adolescente cuya belleza despierta las pasiones de un cortesano, Thomas Culpepper.

La edad de Enrique hace mella en él durante las celebraciones Navideñas, pero sus cortesanos, todos jóvenes, siguen la fiesta sin él. El clan Seymour se convierte en el objetivo del arrogante Lord Surrey.

Un Enrique VIII más benévolo perdona a los ciudadanos del Norte por haberse rebelado contra él. Mientras, su joven y adorada esposa empieza un apasionado romance con Culpepper.

La acogedora bienvenida que recibe el rey en el Norte le fortalece, pero los problemas llegan cuando aparece un antiguo amante de su esposa y les chantajea con revelar secretos inconfesables.

El rey, devastado tras conocer el pasado de su querida reina, la destierra de la corte mientras la investigación sigue su curso y se tortura a los sospechosos.

Enrique está soltero de nuevo, y sorprende a su pueblo poniendo a su hija en la línea de sucesión al trono. Además, el rey forja una alianza política inesperada y manipula ciertos acontecimientos para casarse con una atractiva viuda (Joely Richardson).

Mientras se desarrolla la guerra con Francia, Enrique se casa con la viuda Catalina Parr, que demuestra ser la reina que finalmente da al rey estabilidad, algo que él siempre había deseado.

La derrota de los franceses en Boulogne trae consigo un gran premio, aunque cuesta la vida a miles de los hombres de Enrique. Aún así, el rey decide volver a casa triunfante.

La salud de Enrique empeora después de emprender una campaña militar contra Francia, lo que le causa fuertes dolores en su pierna ulcerosa. Mientras tanto, el Obispo Gardiner acusa a la esposa del rey, Catalina, de ser una hereje.

El rey Enrique descubre que sus amigos, el rey Francis y Charles Brandon, se están muriendo. Siendo consciente de que le queda poco tiempo de vida, el rey contrata a Hans Holbein para que le retrate por última vez. Además, los fantasmas de sus antiguas esposas le hacen una visita.