Raylan logra capturar a Boyd y acabar aparentemente con sus problemas en Miami. Sin embargo, el vacío dejado por el clan Crowder pronto será ocupado por los Bennett. Esta familia, dirigida con mano dura por Mags Bennett, tiene una larga y tensa relación con la de Raylan y no tardarán en surgir los conflictos.

Dewey Crowe regresa a Harlan y trata de hacerse con un cargamento de droga. El autobús escolar que transporta este cargamento, sin embargo, es secuestrado y el hombre trata de hacerse pasar por Raylan Givens para recuperarlo. El incidente se salda con un asesinato.

Raylan intenta con todas sus fuerzas atrapar a un peligroso asesino. Mientras, Boyd está tramando un importante robo con nuevos socios, que resultarán ser unos traidores.

Raylan tiene que proteger a un alto ejecutivo de la mina de carbón que intenta comprar unas tierras para su compañía, cosa que no gusta nada al clan Bennett.

Mientras los responsables de la mina de carbón hacen un último intento para negociar con el clan de los Bennett, Loretta empieza a atar cabos para descubrir lo que los Bennett le hicieron a su padre.

Mags Bennett se ve obligado a tomar una decisión que podría poner a uno de sus propios hijos en peligro de muerte. Mientras tanto, Raylan intenta encontrar a Dicky tras el asesinato de Helen.

La tensión entre los Bennett y los Crowder llega a su punto máximo de tensión y el resultado es un baño de sangre. Loretta vuelve para vengar la muerte de su padre.

Cuando Boyd decide consolidar su control sobre el crimen organizado en el condado de Harlan con el dinero que dejó Mags Bennett, se topa con una organización criminal de la gran ciudad que tiene el mismo objetivo. Con Raylan en la mira de la mafia de Detroit, dos guardias usan a Dickie Bennett (Jeremy Davies) para hacerse con el dinero mal habido de la familia.

Cuando el atraco y triple homicidio en una clínica propiedad de los Crowder lleva a un enfrentamiento entre Boyd (Walton Goggins) y sus rivales avariciosos, la investigación guía a Raylan hacia una trampa potencialmente mortal. Al desaparecer Winona (Natalie Zea), Raylan sospecha que robó dinero del almacén de pruebas para financiar su fuga.

Boyd quiere evitar ser incriminado del atentado contra el coche del sheriff. Raylan ejerce más presión sobre un capo mafioso que quiere controlar el condado de Harlan. Mientras tanto, un atraco frustrado coloca a Ava (Joelle Carter) en situación de controlar su propio negocio criminal en Harlan.

Mientras Raylan persigue al sanguinario Robert Quarles, Boyd pone en práctica un plan para deshacerse de Dickie Bennett y encontrar el dinero que dejó su madre después de morir – pero sin darse cuenta de que está cayendo en una trampa.