Mientras Hunt y Dorothy entretienen a Liddy y su esposa Fran en su exclusivo club de campo, sus hijos Lisa y Saint John pintan un retrato menos que perfecto de la familia. Más tarde, en las salidas con el fiscal general de Nixon, John Mitchell, Hunt y Liddy tienen la oportunidad de redimirse cuando un memorando filtrado de Dita Beard pone a Mitchell y a la administración en peligro legal.

Hunt, Liddy y los cubanos intentan irrumpir en las oficinas del DNC en Watergate para plantar dispositivos de escucha para la Casa Blanca.

Recuperándose de los arrestos en el Watergate, Hunt solicita la ayuda de Saint John para deshacerse de las pruebas, mientras que Liddy advierte al fiscal general interino que los robos pueden vincularse con el presidente. Más tarde, después de regresar de París, una lívida Dorothy debe tomar el control para proteger a su familia y a los Liddy.

Liddy le advierte a John Dean que Hunt podría flaquear. Más tarde, Kevan le pide a su padre que confiese durante su testimonio en el Senado, pero puede que sea demasiado tarde.