Tras demostrar sus poderes, el enigmático Mitsumasa Kido se acerca a Seiya y le pide que cumpla con su destino: formar parte de los Caballeros de Bronce.

Seiya consigue sin problemas la Armadura de Pegaso, pero para ser un verdadero Caballero de Atenea, debe participar en el Torneo Galáctico.

Ioga, que cree en la oscura profecía, se enfrenta a la Señorita Saori. Seiya lucha contra el oponente más duro que ha tenido hasta ahora: Shiryu de Dragón.

Andromeda Shaun no quiere luchar y opta por un enfoque defensivo contra Jabu de Unicornio usando la Cadena Nebular. El ejército de Vander ataca.

El gran poder de Ikki de Fénix tiene su origen en el odio. Para detenerlo, los Caballeros de Bronce deben combinar su fuerza para recuperar la Armadura de Oro.

Seiya, que ha sobrevivido de algún modo a la destrucción del volcán, descubre que el Santuario ha enviado al Caballero de Plata Misty y a su maestra Marin para matarle.

Marin ordena a Seiya que proteja a Saori mientras ella se enfrenta en solitario a los Caballeros de Plata Asterión del Perro de Caza y Moses de la Ballena.

Seiya se reencuentra con los demás Caballeros de Bronce y juntos parten en busca de Saori. Pero el Caballero de Plata Yamián del Cuervo está decidido a impedírselo.

El escudo de Medusa del Caballero de Perseo convierte a sus adversarios en piedra. Uno de los Caballeros de Bronce toma una decisión drástica para proteger a Saori.

Guraad crea su propio grupo de Caballeros Negros para proteger a la humanidad frente a los dioses. Cuando secuestra a Saori, los Caballeros de Bronce acuden al rescate.

Los Caballeros de Bronce se enfrentan a los nuevos Caballeros Negros de Guraad. Aunque Seiya y compañía parecen llevar ventaja, Guraad demuestra ser un enemigo letal.