Kaoru se pone triste porque sus amigas están muy ocupadas y le dan la espalda al pícnic anual de Hanami. Rilakkuma quema un panqueque atrás de otro.

Kaoru entra en pánico cuando recibe una nota de rescate que le exige una torre de panqueques para recuperar a Rilakkuma sano y salvo.

Mientras Rilakkuma disfruta con entusiasmo los juegos y sabores del festival de verano, Kaoru lidia con la frustración que le produce su indecisión perpetua.

Durante un repentino corte de luz, Kaoru y sus amigos reciben la espeluznante visita de un espíritu del más allá con un trágico pasado.

Tras una racha de mala suerte, Kaoru consulta a una vidente, que le dice que sus tres compañeros de casa son la causa de todos sus problemas.

Para lograr bajar de peso (y poder ver al repartidor de la sonrisa linda), Kaoru compra compulsivamente costosos equipos para hacer ejercicios.

Como Kaoru está teniendo problemas financieros, sus tiernos compañeros intentan encontrar empleos para contribuir a la casa, pero a Rilakkuma no le va bien.

Una alfombra blanca cubre todo el vecindario, y Rilakkuma le ofrece su hermoso gorro tejido a un pobre hombre de nieve con mucho frío.

La noticia de que una colega se comprometió en Hawái entristece a Kaoru. Para alegrarla, sus amigos traen a la casa el color y los sonidos del archipiélago.

Korilakkuma cree haber visto un ovni en el cielo y, ansioso por que regrese, construye un artefacto con basura para hacer contacto con naves extraterrestres.

En este episodio retrospectivo, Kaoru anhela un gatito como mascota, pero termina conociendo a los tiernos osos que se convertirán en sus compañeros de casa.

Se acerca el día en que demolerán su departamento, así que Kaoru emprende la búsqueda de un nuevo hogar, y todos se esfuerzan por deshacerse de lo que no necesitan.