El asesinato a sangre fría de Pope marca un giro vertiginoso en los policías del equipo y hace que muchos de ellos se replanteen la manera de afrontar los casos e, incluso, el sentido de su profesión.

Charlie decide investigar por su cuenta los hechos relacionados con la muerte de Pope, aunque el comisario Castilla se ha negado a facilitarle cualquier información al respecto.

Ayudado por Mikel, Charlie continúa haciendo averiguaciones sobre Quiroga, el clan de narcotraficantes que dirige y la implicación del comisario Castilla en el oscuro asunto que concluyó con la muerte de Pope.

Después de investigar por su cuenta tanto al comisario como al narcotraficante y descubrir una trama del todo inesperada, Charlie y Casqueiro acudirán a Castilla para que les aclare tan turbio asunto

Pope y el comisario Castilla se verán obligados a explicar a Charlie todos los pormenores de la operación encubierta que desencadenó el montaje del falso asesinato del policía.

El subinspector Casqueiro ocupa el despacho de Gerardo y de forma imprevista se convierte en el nuevo comisario en funciones. Dos nuevos casos de asesinatos provocarán que tenga que tomar las riendas de la situación sin dilación.

La policía tendrá que enfrentarse a un caso de asesinato tras el descubrimiento de medio cuerpo carbonizado de una mujer en un barrio conflictivo, pero los vecinos no se lo pondrán nada fácil.

Antes de solicitar que un nuevo comisario ocupe su lugar, Casqueiro, que ya ha asumido que la sustitución que realiza le viene demasiado grande, intentará convencer a Gerardo Castilla de que regrese a su antiguo puesto por el bien de todos.

Pope y su familia pasan un día en el hipódromo invitados por un amigo que trabaja allí como vigilante jurado. El día transcurre con normalidad hasta que tiene lugar el intento de asesinato del comisario Castillo en ese mismo momento y delante de cientos de testigos.

El comisario Gerardo Castilla está preocupado por cómo sus seres más queridos están siendo víctimas involuntarias del acoso y la intimidación de los que él es objeto.

Tras recuperarse del atentado sufrido en el hipódromo, que casi acaba con su vida, Gerardo Castilla sorprenderá a todos con su decisión de volver a su antiguo puesto en San Fernando.

Los acontecimientos vividos tras la falsa muerte de Pope, los problemas surgidos a raíz de su reaparición, el cansancio de vivir como un adolescente y el regreso de Cecilia harán que Charlie se plantee dar un giro radical y trasladarse junto a ella a Canarias.

La gravedad de los acontecimientos derivados de la infiltración de Pope en el clan de Quiroga y la frontal oposición del comisario Castilla a un episodio similar no serán suficiente argumento para que Uralde encomiende a Lucas una nueva misión encubierta.

Lucas tendrá que hacer frente a una situación límite sin posibilidad de contactar con sus compañeros y con el máximo cuidado para mantener oculta su identidad encubierta.

Lucas permanece de incógnito junto a Quiroga tras la fuga del vehículo en el que eran trasladados a prisión. Sin embargo, un error de un compañero hará que su verdadera identidad quede descubierta.