El teniente Hodgins saca a Violet del hospital después de que el comandante Gilbert le encomendara su protección. Ahora, Violet tendrá que desempeñar un nuevo trabajo.

Violet intenta adaptarse a su nuevo trabajo: tiene que aprender a escribir a máquina y sus compañeras dudan que algún día logre redactar alguna carta.

Violet se matricula en un curso de formación de Muñecas en el que conoce a Luculia, una compañera que tiene problemas con su hermano, un veterano de guerra.

Cuando Iris recibe un encargo en el pueblo donde nació, Violet la acompaña. Iris discute con su familia por la fiesta de cumpleaños.

La princesa Charlotte debe mantener correspondencia pública con su prometido y le encargan a Violet que escriba las cartas en su nombre.

Violet viaja al país de Astrea para trabajar con transcriptores copiando manuscritos dañados. Leon, su compañero, tiene un pasado similar al suyo.

Un escritor, con falta de inspiración y un pasado trágico, acude a Violet para que le ayude a terminar un guion. El dramaturgo logra sincerarse y hablar sobre su dolor.

Violet descubre que el comandante Gilbert se considera desaparecido en combate, aunque sus familiares piensan que está muerto. Incapaz de aceptarlo, recuerda la guerra.

Desconsolada, Violet decide alejarse de su trabajo, y se cuestiona si tiene derecho a ser una Muñeca de Recuerdos Automáticos. Hasta que una carta le cambia la vida.

Violet viaja a una mansión de la campiña para escribir una carta a una viuda de guerra gravemente enferma, pero su presencia incomoda a Ann, la hija de esta.

Contra los deseos de Hodgins, Violet acepta el trabajo que le ofrece un soldado de una base de Ctrigall, antigua nación enemiga ahora sumida en una guerra civil.

El hermano mayor del comandante recibe órdenes de defender la ceremonia del tratado de las antiguas fuerzas de Gardarik que se oponen a la paz. Violet intercepta su tren.

La guerra finaliza oficialmente con la firma del tratado. Mientras Violet escribe para una exhibición de vuelo, le escribe una carta al comandante.

Violet acepta una petición poco habitual de una exigente cantante de ópera: Ilma quiere que le escriba una carta de amor para usarla como letra en un aria.