La fiesta en Jacksonville termina cuando Ash, Pablo, y Kelly son convocados por Ruby para que regresen a la ciudad natal de Ash y formen una alianza improbable. Brock, el padre de Ash, y las ratas del pub local le dan una fría bienvenida.

El contacto con la realidad de Pablo se pone a prueba cuando Ruby revela que el Necronomicón lo ha dotado de premoniciones. Mientras tanto, en la morgue, Ash y Kelly descubren que la cita de Brock podría no ser lo que él espera.

Un grupo de adolescentes arma un escándalo cuando roban el auto Delta de la casa de Brock. Ash y su mejor amigo Chet recurren a un plan para armar una fiesta en el bar, atraer a los ladrones, y recuperar el Delta y el Necronomicón.

Ash se pone en cacería de su preciado Delta, pero se convierte en el cazado. Ruby y Kelly comienzan un combate con un engendro del mal mientras Pablo se ve fectado por el Necronomicón.

Los poseídos no son rivales para nuestro héroe, pero el sheriff sí lo es, sobre todo cuando acusa y detiene a Ash. Ruby, Kelly y Pablo acuden a liberarlo, pero descubren que algunas personas no son quienes parecen ser. Hay una nueva presencia malévola en el pueblo.

Ash y el equipo están atrapados en la casa de Brock, con una multitud acosándolos afuera. Mientras tanto, Ruby intenta hacer el conjuro que envíe a Baal de vuelta al infierno. Ash consigue demostrar a la muchedumbre que no es un asesino.

El sentido de la realidad de Ash empieza a desmoronarse luego de despertarse en un asilo al cuidado de quien parecería ser un servicial doctor.

Ruby, Kelly y Pablo buscan a Ash y Baal en un manicomio abandonado y encuentran a diversos personajes enloquecidos. Todos son partícipes del plan de Baal para imponerse a Ash y encontrar el Necronomicón. Pero ¿habrá funcionado su plan?

Ash está desconsolado por haber perdido a Pablo.

Ash, Ruby y Kelly combaten al pasado para llegar a un futuro en el que Pablo esté vivo y el mundo a salvo de la maldad, pero la familia del infierno tiene otros planes.