Cuando María va a contarle a Iván que Fermín quemó el cuadro del Bosco, Iván le da a ella otra noticia todavía más impactante: su padre ha prometido presentarle a su verdadera madre. A María no le queda más remedio que confesarle a Iván toda la verdad si no quiere que se entere primero por boca de otros. Por otra parte, ni Iván ni Nora se creen que Fermín haya quemado el tríptico.

María se debate entre lo que siente por Fermín y lo que le dice su cabeza: que se aleje del cocinero. Algo similar les pasa a Amelia y Marcos saben que no deben estar juntos, pero no pueden evitarlo. Mientras ellos se dejan llevar por la pasión comienzan a surgir los primeros problemas, Elsa ha sorprendido a Marcos saliendo de la habitación de Amelia. También Camilo ha descubierto algo que le ha sorprendido al entrar por la puerta secreta que encontró en el armario de Mateo allí, frente a él, está atado el profesor de matemáticas, desaparecido desde hace unos días.

Miguel ha contado a los más pequeños del colegio una historia de terror sobre un fantasma sin cabeza que habita en el cuarto de baño del internado. Todos los niños están aterrorizados menos Paula que, para sorpresa de todos, permanece impasible ante el cuento. Al contrario que el resto de sus compañeros, Paula no tiene miedo.

Fermín trata de encontrar a toda costa algún medicamento que contrarreste el veneno que le inyectó su contacto. Mientras tanto, Nora ha entrado en los pasadizos y sigilosamente ha seguido a Camilo hasta la misteriosa puerta con el símbolo de géminis. Después de esperar a que se marchase el viejo profesor, Nora ha averiguado como abrir la puerta pero lo que se ha encontrado dentro no es, ni mucho menos, lo que se esperaba.

Julia trata de convencer a sus compañeros de que puede ver a Cayetano contándoles detalles que sólo su amigo podría saber. Cosas como que Iván y Vicky se besaron a escondidas en el fin de curso del 2005. Sin embargo, los chicos están a punto de descubrir algo que les impactará aún más.

Esta noche se celebra “La Noche de las Fogatas”, en la que se encenderá una gran hoguera para arrojar todas las cosas viejas, ligadas a malas experiencias pasadas. Además, dice la tradición, que si escribes un deseo en un papel y lo echas al fuego, tu deseo se cumplirá. Una costumbre que tiene entretenidos a todos los niños del colegio excepto a Paula, que ya no cree en la magia porque nunca se le cumplen sus deseos.

Tampoco es un día demasiado feliz para Marcos e Iván. Elsa ha llamado a Marcos a su despacho, donde se enterará de que Amelia le ha acusado de estar acosándola con tal de salvar su puesto de trabajo.

Martín y Lucas ya están acostumbrados a vivir escapando aunque esta vez la Guardia Civil ha estado a punto de pillarles poco antes de llegar a su destino: El Internado. Lucas pronto conocerá a dos nuevas amigas, Paula y Evelyn, aunque no las ha pillado en su mejor momento. Paula piensa que está maldita, como la protagonista de un cuento que Héctor les contó en clase y ha decidido alejarse de todo el mundo para que no se vean afectados por su maldición.

Fermín lleva días buscando al bebé de Irene Espí. Su madre lo depositó en el río, encima de un tronco, para alejarle del peligro de sus perseguidores pero parece que esa solución de emergencia ha sido la condena del pequeño.

Mientras tanto, los chicos han encontrado el mensaje que Irene Espí escribió en el plato de comida antes de ser rescatada de los pasadizos: Soy Sandra Pazos, estoy viva. SOS.

Por su parte, Héctor ha decidido vender uno de los diamantes que encontró en la cueva porque necesita dinero urgentemente. Conseguirá dieciséis mil euros con los que no contaba pero lo que no sabe es que la pieza de la que acaba de deshacerse es uno de `Las seis lágrimas´ de Volkonsky, de un valor incalculable.

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Héctor ha pasado la noche en vela junto a Marcos, que se recupera de su intento de suicidio en la habitación de un hospital. En realidad, Marcos nunca pretendió suicidarse y todo forma parte de un plan para salir del internado sin levantar sospechas y encontrarse en el hospital con alguien que promete darle información sobre su madre. Pero Marcos no sabe con quién tiene que hablar, ni tampoco sabe que, en su ausencia, Amelia ha vuelto al internado.

Bordado en uno de sus viejos pantalones, Lucas encuentra el número de teléfono de su madre, que se lo cosía en la ropa por si se perdía. El niño se muere de ganas por llamar a su madre pero no lo hace, pues su padre se lo tiene prohibido. Paula y Evelyn, que ven sufrir a su amigo, encuentran la manera de llamar sin que su padre se enfade. Mientras, la Guardia Civil llega al colegio preguntando por un coche abandonado, el coche en el que llegaron Martín y Lucas, a los que la policía busca desde hace tiempo.

Mientras tanto, Noiret activa sin querer una peligrosa cuenta atrás al entrar en el ordenador de Mateo: si no mete en el ordenador la clave necesaria antes de 24 horas, todo su contenido se reenviará automáticamente a la policía.