El rey Enrique VIII, el joven y ambicioso monarca de Inglaterra, que se prepara para la guerra con Francia, es disuadido por la diplomática manipulación de su poderoso canciller. El cardenal Wolsey propone al Rey que promueva un “tratado de la paz universal”. Por otro lado, la armonía de los asuntos domésticos del monarca se ve amenaza cuando Elizabeth Blount, la joven y hermosa dama de compañía de la Reina Catalina de Aragón, espera un hijo de Enrique.

Las alianzas cambian en casa y en el extranjero. Enrique contempla la posibilidad de una alianza con Carlos V, rey de España, que ha sido nombrado Emperador del Sacro Impero Romano Germánico. Pero este cambio de opinión y de aliados, pone en peligro el apoyo de los cardenales franceses a Wolsey en su elección como Papa. El Duque de Buckingham es ejecutado por traición al Rey, mientras Enrique celebra el nacimiento de su primer hijo varón sano, fruto de sus devaneos con Elizabeth Blount, al que pone el nombre de Henry Fitzroy.

Enrique VIII cuenta ahora con un nuevo e importante aliado: Carlos V, el hombre más poderoso de Europa y sobrino de su esposa Catalina de Aragón. Con el fin de proteger una alianza tan significativa para el papel de Inglaterra en Europa, Enrique intenta que Carlos no descubra la relación tan fría que existe entre él y la Reina. Sin embargo, los asuntos del corazón consiguen desestabilizarlo cuando se encuentra cara a cara por primera vez con Ana Bolena.

Mientras que el Enrique es nombrado “Defensor de la fe” por el Papa, agradecido por su lealtad espiritual y política, la fidelidad escasea en la corte de Inglaterra. Su hermana, la princesa Margaret, se casa con el decrépito rey de Portugal, pero el deseo de la joven es que muera pronto para volver a los brazos de Charles Brandon. El duque de Norfolk y Sir Thomas Bolena continúan conspirando contra el cardenal Wolsey, mientras el Rey está cada día más enamorado de Ana Bolena. Su creciente desinterés por la Reina y su deseo de dar un heredero varón a la dinastía de los Tudor le exigen una decisión radical.

Mientras que el Enrique es nombrado “Defensor de la fe” por el Papa, agradecido por su lealtad espiritual y política, la fidelidad escasea en la corte de Inglaterra. Su hermana, la princesa Margaret, se casa con el decrépito rey de Portugal, pero el deseo de la joven es que muera pronto para volver a los brazos de Charles Brandon. El duque de Norfolk y Sir Thomas Bolena continúan conspirando contra el cardenal Wolsey, mientras el Rey está cada día más enamorado de Ana Bolena. Su creciente desinterés por la Reina y su deseo de dar un heredero varón a la dinastía de los Tudor le exigen una decisión radical.

Las lealtades personales y políticas siguen cambiando en la corte. Aprovechando que Enrique ha enviado a Wolsey a París con un nuevo tratado, Ana intenta sembrar la duda en la mente del monarca, para ayudar a su padre y Norfolk. La Reina Catalina, que tiene sus propias preocupaciones, envía un emisario a España para conocer las intenciones de Carlos V sobre el divorcio que tanto ansía su marido. La noticia de que el Papa se ha escapado de su encarcelamiento incita a Cromwell a sugerir al Rey que envíe su propio mensajero a Italia para solicitar el divorcio, dejando a Wolsey al margen.

Días oscuros para la Inglaterra de los Tudor. Una enfermedad mortal se propaga a pasos agigantados por el país. La escasez de alimentos agrava el sufrimiento. El optimismo natural y la energía de Enrique se vienen abajo. Pero después de la tormenta viene la calma. La plaga comienza a desaparecer y el Rey recibe noticias de su amante, Ana Bolena, que milagrosamente ha sobrevivido. Además, un enviado del Papa Clemente está de camino a Inglaterra para convocar un tribunal que decida sobre la nulidad del matrimonio.

El enviado especial de papa Clemente llega a Londres para supervisar la corte que decida sobre la legitimidad de la unión entre Enrique y Catalina de Aragón. El momento es muy crítico, ya que puede tener consecuencias graves en el futuro de Ana Bolena, la carrera y la influencia del cardenal Wolsey y la relación de Roma con Inglaterra. Campeggio, el emisario del Papa, aconseja que lo mejor es lograr que Catalina abdique de su matrimonio. Pero la Reina se niega y quiere que toda Inglaterra lo sepa.

La caída del cardenal Wolsey es rápida y despiadada, debido a su incapacidad para conseguir la nulidad del matrimonio entre el Rey y Catalina. Despojado de oficio y autoridad, es desterrado de la corte y enviado lejos de su amado rey. Su inesperado sucesor es Thomas Moro, un hombre muy diferente al autoritario Wolsey, pero muy leal a Enrique.

El cardenal Wolsey atraviesa un mal momento, pero todavía no está fuera de juego. Aunque en el exilio político, intenta como último recurso lograr la ayuda de una vieja enemiga, la reina Catalina. Ella, dubitativa, finalmente apoya su plan, aunque se encuentra en una situación similar a la del cardenal. Pero sus intenciones llegan a oídos de los nuevos consejeros del Rey y Wolsey debe pagar el precio.

El Rey se nombre cabeza de la Iglesia de Inglaterra mientras la Iglesia Católica la batalla perdida de impedir la anulación de su matrimonio. Ana Bolena exige a Enrique que rompa cualquier contacto con Catalina, así que la noble Reina e expulsada de la corte. Mientras tanto, La Reforma esta subyacente.

Es navidad, pero la Corte no está muy contenta ante la ausencia de reina. Enrique, que mantiene una relación con Ana Bolena, viaja hasta Francia a una visita real. Visita que no deja a nadie indiferente cuando el Rey se presenta en la corte francesa en compañía de la bella Ana.

La ruptura de la corte inglesa con Roma es total cuando Enrique nombra Arzobispo de Canterbury a Thomas Cranmer y éste anula el matrimonio del Rey con Catalina. Con la nulidad de matrimonio, Enrique ya puede casarse con -la embarazada- Ana Bolena.

La primogénita del Rey y Ana Bolena es bautizada con el nombre de Isabel. Ana anuncia que está esperando su segundo hijo y Enrique empieza a presionar a todos los miembros de la corte para que a la joven se la reconozca como la nueva Reina de Inglaterra.

A ojos de la Iglesia Católica, el matrimonio entre Enrique y Ana Bolena no es legítimo. Además, Tomás Moro y John Fisher no reconocen a Enrique como líder supremo de la Iglesia Anglicana, lo que les conduce a una firme sentencia de muerte.

A pesar de la excomunión de Enrique, La Reforma continúa. Sir Thomas Cromwell, Arzobispo de Canterbury, planea "limpiar" Inglaterra de todos los contrarios a la monarquía de Enrique. Además, el Rey empieza a tener escarceos amorosos con otras mujeres y Ana empieza a sentirse insegura.

La Reforma ya está en marcha. La Reina comienza a tener pesadillas y a sentirse amenazada por Catalina de Aragón y su hija María. Mientras, Enrique recibe la visita de Sir John Seymour, viejo amigo y padre de Jane Seymour, su nueva y joven amante.

Ana no puede reprimir los celos cuando recibe a Jane Seymour como nueva ayudante de cámara. Enrique tiene un grave accidente con su caballo durante una competición y todo el mundo empieza a plantearse la sucesión.

Varios miembros de la corte comienzan a conspirar contra Ana, que pronto es acusada de adulterio. Furioso, el Rey intenta descubrir quiénes son los amantes de su esposa, a la que sentencia a muerte.

La todavía Reina de Inglaterra permanece recluida en una torre esperando su ejecución. Enrique consigue la nulidad de su matrimonio con Ana y pronto le propone matrimonio a Jane Seymour a la espera de que la mujer le dé un varón que se convertirá en el heredero legítimo de la corona de Inglaterra.

En el primer episodio de la cuarta temporada, el rey Enrique VIII se casa con su quinta esposa, Catalina Howard, una adolescente cuya belleza despierta las pasiones de un cortesano, Thomas Culpepper.

La edad de Enrique hace mella en él durante las celebraciones Navideñas, pero sus cortesanos, todos jóvenes, siguen la fiesta sin él. El clan Seymour se convierte en el objetivo del arrogante Lord Surrey.

Un Enrique VIII más benévolo perdona a los ciudadanos del Norte por haberse rebelado contra él. Mientras, su joven y adorada esposa empieza un apasionado romance con Culpepper.

La acogedora bienvenida que recibe el rey en el Norte le fortalece, pero los problemas llegan cuando aparece un antiguo amante de su esposa y les chantajea con revelar secretos inconfesables.

El rey, devastado tras conocer el pasado de su querida reina, la destierra de la corte mientras la investigación sigue su curso y se tortura a los sospechosos.

Enrique está soltero de nuevo, y sorprende a su pueblo poniendo a su hija en la línea de sucesión al trono. Además, el rey forja una alianza política inesperada y manipula ciertos acontecimientos para casarse con una atractiva viuda (Joely Richardson).

Mientras se desarrolla la guerra con Francia, Enrique se casa con la viuda Catalina Parr, que demuestra ser la reina que finalmente da al rey estabilidad, algo que él siempre había deseado.

La derrota de los franceses en Boulogne trae consigo un gran premio, aunque cuesta la vida a miles de los hombres de Enrique. Aún así, el rey decide volver a casa triunfante.

La salud de Enrique empeora después de emprender una campaña militar contra Francia, lo que le causa fuertes dolores en su pierna ulcerosa. Mientras tanto, el Obispo Gardiner acusa a la esposa del rey, Catalina, de ser una hereje.

El rey Enrique descubre que sus amigos, el rey Francis y Charles Brandon, se están muriendo. Siendo consciente de que le queda poco tiempo de vida, el rey contrata a Hans Holbein para que le retrate por última vez. Además, los fantasmas de sus antiguas esposas le hacen una visita.