En la comunidad de vecinos reina el caos. Por una parte, Emilio se traslada a vivir con Belén sin la aprobación de Alicia y de Concha. Andrés está en busca y captura por fraude fiscal e Isabel, para mantener a la familia, pone un centro de yoga en su piso. La familia de Juan Cuesta está sumida en la anarquía doméstica. Por otra parte, Lucía y Roberto vuelven de vacaciones y deciden separarse.

Juan e Isabel comienzan a sentirse atraídos sexualmente. Juan le confiesa a su hermana esa atracción. Además, Andrés sale de la cárcel porque Vicenta le ha pagado la fianza. La convivencia entre Lucía y Alicia se complica, no solo por las cuestiones domésticas, sino porque ambas compiten para ver cuál liga más. Entretanto, Roberto, se ha instalado en el ático.

Vicenta reúne en su casa a todos los vecinos para comunicarles su boda con Néstor, un cubano. Entretanto, Roberto, instalado en el ático y sin dinero, empieza a atracar por las noches la nevera de Lucía. Carlos, el exnovio de Lucía y también de Belén, decide que su fracaso con las mujeres es debido a que en realidad es gay. Así que acude a Mauri para que le enseñe cómo ser un gay.

Emilio empieza la universidad y deja a su padre de sustituto en la portería. El primer día de clase se siente desplazado y vuelve deprimido a casa. Lucía quiere montar un restaurante aprovechando un local libre. Como no quiere tener que pedir dinero a su padre, consigue que Carlos sea su socio. Mauri conoce a Diego, el hermano de Lucía, y se enamora perdidamente de él.

Un niño nuevo del colegio le pega y le roba las zapatillas a José Miguel. Mientras Juan Cuesta le sugiere dialogar con él, su tía Nieves le aconseja lo contrario. Emilio está muy ocupado estudiando con su nueva compañera Arantxa y Belén se cela. Mauri y Diego se reencuentran, pero Diego aún duda de su condición de homosexual. Juan e Isabel deciden dejarlo y volver a la normalidad.

Una pitonisa ambulante le echa mal de ojo a Emilio y las desgracias se suceden en la comunidad de vecinos. Roberto intenta sin éxito vender sus caricaturas a los vecinos y Lucía le ofrece el restaurante para que exponga allí sus dibujos. Bea ya no soporta más el lío entre Mauri y su amante Diego. Por otra parte, Andrés, ya reconciliado con Isabel, se preocupa por Juan y le busca una amiga.

Un famoso torero va a celebrar su boda con una modelo en el restaurante de Lucía para evitar a los fotógrafos de la prensa rosa. Vicenta se va de viaje a visitar a una tía suya enferma y Marisa y Concha, que nunca hacen las tareas de la casa, llaman a un anuncio de jóvenes voluntarios diciendo que están incapacitadas. Mauri está agotado con su nueva relación con Diego.

La fachada del edificio aparece una mañana pintada con grafitis firmados por un tal Tornado. Vicenta pasa a ser presidenta en funciones, y Andrés consigue convencerla a ella, a Marisa y a Concha para contratar a unos chapuzas. Tras el fracaso del restaurante, Lucía está deprimida y se encierra en casa. A Bea la despiden de la clínica veterinaria. Alicia conoce al padre de Carlos y le gusta.

La archidiócesis ha convocado un concurso de belenes vivientes y Juan Cuesta celebra una junta para proponer a los vecinos participar e impregnarse así del espíritu navideño. Lucía recibe una enorme cesta de Navidad de regalo de su padre por haber vuelto a trabajar en su empresa. Entretanto, Mauri está preocupado porque Rosa se quiere apropiar de la paternidad de su hijo y de Diego.

Los vecinos se preparan para recibir al nuevo año y todos se han buscado un plan para divertirse a tope. En el videoclub, Paco, Alex y Pablo, con José Miguel como DJ, preparan una macrofiesta. Belén ha invitado a sus padres a cenar. Mauri también prepara una fiesta para que todos sus amigos gais conozcan a Diego. Andrés, picado, también los invita a todos a cenar en su casa.

Mauri necesita una habitación para el niño que no para de llorar y así evitar que Bea decida irse a vivir a casa de Rosa. Entretanto, Andrés se traslada a vivir al ático e Isabel a casa de Juan. Roberto le deja a Andrés el ático pensando que va a volver con Lucía, pero ella prefiere ir poco a poco. Emilio sigue en la portería con su padre y Belén no quiere saber nada de él.

Isabel vende su piso a una inmobiliaria que lo alquila a un grupo de macarras para que hagan la vida imposible a los vecinos. Mientras, Mauri y Bea no se ponen de acuerdo con el nombre para el bebé, y además Bea quiere bautizarlo. Belén sigue preocupada con el posible embarazo. Tanto ella como Lucía comienzan a tener celos de Alicia porque ha encontrado al hombre perfecto.

Mauri y Bea se preparan para bautizar a su hijo sin que los vecinos se enteren. Bea se va de viaje y le deja el niño a Mauri, pero es Diego quien se queda al cuidado de Ezequiel. Al no saber qué hacer con un bebé, se lo deja a Vicenta, Marisa y Concha, que ven la oportunidad de sacar algo de dinero con el niño. Emilio sigue empeñado en que Belén se haga la prueba de embarazo.

Belén ha decidido dar un vuelco en su vida y recurre a una agencia matrimonial. El colegio de Juan cierra y se queda en el paro. Roberto tampoco tiene dinero y se ofrece a dar clases de conducir a Natalia para conseguirlo. Diego va a jugar un partido de fútbol con sus amigos del barrio, que no saben que es gay, y le prohíbe a Mauri que vaya a verle.

Carlos compra el videoclub y asiste a su primera junta de vecinos como propietario. Emilio se vuelca con sus estudios ya que están cerca los exámenes y está decidido a aprobar. Justo antes de un examen, tiene un idilio con una profesora para aprobar. Mauri y Bea no pueden con Ezequiel y se dan cuenta de que necesitan una niñera. Por su parte, Lucía y Alicia están pasando una mala racha.

Carlos comienza con éxito su mandato de presidente de la comunidad introduciendo grandes mejoras. Por su parte, Juan Cuesta se queda sin alumnos en la academia por lo que tiene que pedirle ayuda a Mariano. Vicenta y Concha deciden vender sus pisos a un banco a cambio de un sueldo fijo al mes. Por su parte, Emilio sigue saliendo con su profesora y parece que las cosas van viento en popa.

Emilio decide buscar a su verdadero padre. Comienzan los juicios de divorcio. De un lado está el de Isabel y Andrés, y de otro, el de Juan y Paloma. Lucía no está segura de que deba volver con Roberto y le sugiere que solamente compartan piso. Por su parte, Belén ya no tiene a Alicia en casa. Entretanto, Mauri continúa con su triángulo amoroso.

Carlos, debido a la baja rentabilidad del videoclub, decide convertirlo en un espacio multifuncional y monta un bar de copas nocturno. Por otra parte, Belén consigue una nueva compañera de piso. A Concha le toca un bingo especial, pero prefiere ocultárselo a todos. Debe ya cinco meses a la comunidad y están todos sin calefacción por su culpa.

Para sacarse algún dinero Juan se ofrece de cobaya a unos laboratorios farmacéuticos y prueba una píldora para el crecimiento del cabello. Diego y Abel vuelven del viaje con la intención de casarse. Lucía, Belén y Lola montan una línea erótica en casa para sacar algún dinero. Mientras, Emilio y Carmen cumplen un mes juntos y lo van a celebrar.

Lucía y Belén consiguen trabajo de cajeras en un supermercado. Se enteran de un sorteo de aceitunas y convocan una junta para ponerse de acuerdo, y así, comprar todas las latas. Roberto, agobiado por sus problemas de alopecia y esperma de mala calidad, decide ponerse en forma. Y, por último, Mauri le encarga a un becario de su periódico que investigue la fecha de la boda entre Diego y Abel.

Aprovechando una ola de robos por la zona, Juan y Andrés fingen un robo en casa de Nieves para convencer a los vecinos de que pongan puertas blindadas en sus casas. Juan empieza a dar clases a una niña y José Miguel se enamora por primera vez. Entretanto, Lucía monta una guardería en casa para sacar dinero.

A raíz de un incendio por una colilla mal apagada, los vecinos prohíben fumar en el edificio. Los no fumadores deciden que es el momento de desengancharse y deciden hacerlo juntos. Mientras tanto, Roberto, desesperado por recuperar a Lucía, finge estar con Belén. Por último, Mauri también tiene problemas porque se aproxima la fecha de la boda de Abel y Diego.

Los vecinos, debido a la situación agónica en que se encuentran las cuentas de la comunidad, deciden recurrir a un administrador. Lo primero que harán es pedirle a Emilio que abandone la portería. Agobiado por su situación laboral, sufre un gatillazo. Por su parte, Mauri empieza a estar preocupado por la edad y se ve lleno de arrugas. Lucía y Carlos comienzan su relación de convivencia.

A Emilio le cumple el plazo para abandonar la portería y decide declararle la guerra a la comunidad. Carlos y Lucía siguen como pareja y descubren los celos mutuos. Lucía, harta de ser una mantenida, pone un sitio de masajes y contrata a un fisioterapeuta, pero, entretanto, en Natalia aflora un interés por Carlos. Mauri, por su parte, va a tener que elegir entre volver con Fernando o con Diego.

El administrador se hace eco de las peticiones de los vecinos y destituyen a Juan de presidente. Ante la ausencia de candidatos, se hace el pertinente sorteo y sale Mauri. Él intenta escaquearse, pero el administrador le advierte que sin causa justificada es delito. El niño tiene sarampión y se lo contagia. El problema es que parte de los vecinos no han pasado el sarampión…

La comunidad obliga a Mauri a seguir siendo presidente y, para cobrar las cuotas pendientes que debe Concha, instala una máquina tragaperras. Efectivamente, Concha, Vicenta y Marisa agotan sus pensiones en la máquina, pero Isabel también caerá en el juego. Por otra parte, Lucía y Carlos siguen con los preparativos de boda.

Mauri decide adoptar la postura de presidente pasota hasta agotar la legislatura y en el vecindario reina la anarquía. Por otra parte, Lucía cancela su boda y su padre, que ya ha hecho los preparativos, le pide que lo reconsidere. Por último, Belén, celosa de que Lucía tenga dos pretendientes y ella ninguno, conoce a un chico que resulta ser un gran aficionado al deporte.

Lucía invita a todos los vecinos a su boda, pero a cambio tienen que hacerle, lógicamente, un regalo. Ella les pasa una lista de bodas llena de caprichos. Por otra parte, la comunidad se divide entre chicos y chicas para ir a las despedidas de solteros, pero Mauri y Fernando no saben muy bien dónde encajar. Por último, Juan quiere retomar la vida familiar, pero sus hijos no le hacen caso.

Los preparativos para la boda siguen adelante. Por otra parte, José Miguel tiene otro incidente con la policía por los grafitis y deciden mandarle a un internado a Irlanda. Natalia, con el dinero ahorrado en el videoclub, también se ha independizado y Alex está en Ibiza poniendo copas.

Lucía no quiere saber nada del viaje de novios, pero los vecinos sí. Le organizan una fiesta sorpresa. Emilio y Belén retoman su relación y, además, consigue sus primeras vacaciones. Ana, como trabaja de azafata, les consigue unos billetes gratis para Cuba. Por otra parte, Isabel y Juan toman la decisión de adoptar un niño, pero no van a ser ellos solos.

Juan Cuesta sigue haciéndoles la vida imposible como casero a Carmen y a Bea, por lo que deciden buscar otro piso. Belén encuentra trabajo de socorrista en la piscina de una urbanización, a pesar de no saber nadar, y Lucía busca la nulidad matrimonial. Por su parte, Mauri y Fernando no saben cómo desembarazarse del hijo que han adoptado.

Rafael, el padre de Lucía, invita a su hija y a toda la comunidad de vecinos a disfrutar de unas vacaciones en un complejo de bungalows que ha comprado en Benidorm. Los vecinos se muestran entusiasmados con la idea y se preparan para disfrutar de unas vacaciones gratis, pero como es habitual en esta loca comunidad de vecinos, las cosas no van a salir como ellos piensan.