El hospital ha sido adquirido por una corporación multinacional y el nuevo director, que parece bastante estricto, ha llegado con una larga lista de pendientes. En lo personal, Jackie continúa separada de Kevin y Eddie sigue enamorada de ella.

Jackie acudirá a rehabilitación y allí hará frente a la verdad sobre cómo empezó su dependencia a las drogas, ayudada por un joven adicto de 17 años.

Preocupada por su hija Grace, Jackie abandona la rehabilitación y decide volver al hospital. Sin embargo, su consejero médico le advierte que es demasiado pronto. Al volver a casa, Grace le dice que quiere vivir con su padre.

En casa, Jackie no puede soportar la idea de que sus hijas vivan con Kevin. En la calle, se sorprende al ver las consecuencias de una loca muestra de afecto: dos jóvenes esposados entre sí saltan de un puente como un pacto de amor. La chica muere.

Jackie se despierta confundida luego de un vívido sueño de sexo con Cruz. En el hospital, discuten por el caso de un paciente en tratamiento. El día termina de la peor manera: Kevin quiere la custodia total de sus hijas.

Jackie se reúne con su abogado y éste le indica que debe luchar duro si quiere quedarse con sus hijas. Eddie, por su lado, se convertirá en un participante involuntario en la batalla por el divorcio.

Jackie llega limpia a la rehabilitación. En el hospital, todos conocen su problema con las drogas. Eddie, por su lado, le ofrece al abogado información crucial para ayudar a la enfermera en su divorcio y para que pueda recuperar a sus hijas.

Eddie y Akalitus son despedidos; sin embargo, se sorprenden gratamente al recibir el cheque de indemnización. Entretanto, en la sala de emergencias, los pacientes no paran de quejarse y Jackie decide tomar el control del hospital.

El equipo de enfermeras aplaude a Jackie por haberse enfrentado a Cruz: ella contrató enfermeras temporales sin su autorización. En lo personal, Jackie se reúne con el director de una escuela pública para inscribir a su hija Grace.