Musashi es un joven y brillante minero al que sus compañeros consideran una de las grandes promesas para servir a los oni, criaturas de procedencia desconocida que tomaron el país muchos años atrás y lo gobiernan con mano de hierro. Lo que ellos no saben es que Musashi quiere ser un bushi, quienes cazan a los oni.

Aunque Musashi está muy motivado, Kojiro parece haber perdido todo el interés en ser en bushi y solo quiere huir y olvidarse de todo, pero cuando aparece ante ellos un Kishin gigantesco, Kojiro recordará unas palabras de su padre.

La aparición de la banda de Takeda hace que la rabia inunde a Musashi. ¿Le quieren robar su primera presa? El Kishin es enorme, pero ¿podrá de verdad Musashi hacer algo contra él?

Musashi y Kojiro se encuentran con una joven que los asalta mientras descansan en su viaje, pero siguiéndola descubren que forma parte de una famosa banda de bushi.

Musashi y Kojiro siguen lidiando con la bada de bushi Kosameda y su cruel líder, aunque parece que Tsugumi comienza a confiar en ellos.

Tsugumi abandona el castillo y se une a Kojiro y Musashi en su viaje, pero los dos muchachos saben poco realmente de cómo funcionan las bandas de bushi. Por suerte para ellos, Tsugumi es una experta.

Musashi, Kojiro y Tsugumi llegan al lugar donde intentarán conseguir sus kitetsuto, pero para ello tendrán que pasar por algo que no esperaban.

Musashi parece haber encontrado una solución a su problema con el misterioso hombre de las espadas, pero ¿qué intenciones tiene realmente? Puede que Musashi esté en un peligro que ni se imagina

Mientras Musashi sigue bajo tierra, Kojiro tiene que sufrir la aparición del misterioso Shirou, quien comienza a atacar sin miramientos.

Musashi está en peligro y aunque trabajan en equipo, parecen estar perdidos ante su enemigo. Es entonces cuando la diosa intervendrá, pero ¿de qué modo?

La diosa de obsidiana ha salvado a todos, pero un comentario que le hace deja pensativo a Musashi. ¿Qué relación tiene la diosa con Jisai?

Musashi y compañía se encuentran con una chica en apuros y deciden ayudarla sin saber que en realidad tiene relación con alguien bastante importante.

Nuestros protagonistas llegan al encuentro de bandas de bushi liderado por Uesugi, con quien quieren hablar para intentar descubrir más sobre el padre de Kojiro. Pero que no formen parte de la alianza Uesugi hace que los vean como unos intrusos.

After volunteering to take part in a duel for the leadership of his unit, Musashi is confronted with a grim reality.

Musashi's troubles in the Shimazu Unit seem to get worse and worse, with accusations of desertion and espionage thrown his way. At least he can turn to the gentle Michiru to take his side... or can he?

With the connection between Musashi and Michiru, the location of the Goddess Obsidian ends up being discovered by Yataro, who immediately warns the Black Dogs, and the group assembles a strategy to recover her.

Two of the Obsidian Eight are assaulting the Uesugi castle with Yamata no Orochi, while a third member kidnaps Musashi and tries to convince Michiru to kill him.

Battle lines are drawn, with the Obsidian Brotherhood out to defend Yamata no Orochi and capture the Obsidian Goddess, while Musashi works with the Uesugi Band to slay the Kishin and rescue his friends.

Naoe Kanetatsu of the Uesugi Bushi is facing off against Inukawa Seiroku of the Obsidian Eight. But how can he hope to defeat someone whose power seems to be inflicting physical trauma at will?

Shiro's unique powers are enough to overwhelm an entire group of Bushi by himself. Does Naotora really stand a chance?

It's up to Musashi's squad to defeat Yataro, but the Shimazu siblings heading up their assault don't seem to be on the same page anymore.

The struggle to keep the white serpent from empowering Yamata no Orochi becomes desperate, as the truth behind the friction among the Shimazu brothers is revealed.

When everything seemed to have ended with the death of Orochi, the bushi discovered that in reality the fight had only begun.

Musashi tried to save Michiru desperately while the young man's feelings seemed to resigned to his death, something that the young bushi was not willing to accept.