1719, Alba y Diego pasean por el campo a caballo mientras van comentando asuntos de la Corte. Alba le comunica a su marido que están esperando un hijo pero su felicidad se trastoca cuando el caballo tira a Alba al suelo, provocando su muerte. 20 meses después, Clara consigue trabajo en Castamar, una gran hacienda ducal, como ayudante de cocina, donde vive Diego. Trabajará a las órdenes de Brígida, la cocinera, que no la recibe de buen grado. Mientras, Diego sigue en duelo, lamentando la muerte de su esposa. Pero el Rey Felipe decide que ya es momento de dejar las lamentaciones y le exige celebrar una fiesta para recuperar el ánimo. Clara ayuda en la cocina y ante los buenos platos que Clara prepara, Diego se sorprende y decide que la joven sea la nueva cocinera del palacio. Doña Úrsula tiene que acatar la orden, a pesar de no compartirla. Por otro lado, Amelia se esfuerza por conquistar a Diego. Sol se ofrece a convertirla en toda una mujer atractiva y seductora.

Los invitados a la fiesta de Castamar están disfrutando de los fuegos artificiales en el jardín cuando se interrumpe con la noticia de que el rey ha desaparecido. Diego organiza la búsqueda del monarca. Clara descubre al Rey en el sótano de la Hacienda, parece haber perdido el juicio. Le explica que alguien va tras él y le entrega un documento importante. Diego regresa y Clara le lleva a verlo. Diego agradece a Clara su trabajo y su actuación con el Rey, que le ha hecho que descubra sus valores. Le entrega un libro de botánica, con cualidades culinarias de las hierbas para que lo utilice en sus platos.

Un incendio se destapa en Castamar. Tras sofocarlo, Diego se dirige a la cocina para saber si Clara está salvo. Úrsula se percata del interés del duque por la cocinera. Diego se reúne con el Rey, tiene miedo de que le maten. Le pide que participe más en el gobierno y le da más poder para que pueda hacer reformas. Clara enseña a leer a Rosalía, a quien ha cogido cariño pero Ursula exige que esta niña sea devuelta al hospicio, algo que arregla Diego. Feliz, Clara cocina mientras él se deleita mirándola desde la puerta… Y en las habitaciones de los señores, Amelia se da cuenta que está embarazada.

Doña Mercedes invita al joven Carlo Broschi a dar un concierto en Castamar. A pocas horas de la actuación el cantante se queda sin voz. Roberto le pide ayuda a Clara. El concierto es un éxito. El servicio lo escucha desde la cocina. Clara descubre que Diego está intimando con Eugenia, la hija del miembro más influyente del consejo. Celosa, no presta atención a Rosalía que tiene un accidente. Intentan ocultarlo, y Diego estalla delante de los invitados. Clara se siente culpable y confiesa padecer una afección que le impide salir a espacios abiertos. Mientras, Amelia, desesperada, busca la manera de que el duque caiga en sus redes.

Diego se levanta con una gran resaca sin poder recordar nada, tampoco que ha pasado la noche con Amelia. Su hermano Gabriel le reprocha; ha de salvar el honor de la joven. Mientras, doña Mercedes se queja de la baja calidad de los platos que llegan de la cocina. Diego sabe que no están cocinados por Clara, hoy es el día del entierro de Rosalía y la cocinera está muy afectada. Diego acude a verla y la consuela, los dos se sienten muy cerca aunque saben que no pueden dar a conocer sus sentimientos. En paralelo, Diego sabe que tendrá que tomar una difícil decisión con Amelia… Por otro lado, Sol cuenta a Enrique que Diego está enamorado de la cocinera. El hombre está decidido a averiguarlo todo sobre esa mujer. Y Clara urde una maniobra para sacar a su padre de Castamar. Al día siguiente, Armando se oculta en una carreta que guía un joven y se marcha….

Diego y Amelia anuncian su compromiso. Gabriel no parece alegrarse. Sospecha que Enrique oculta algo contra ellos. Para celebrar el enlace, Amelia invita a cenar a los amigos de Diego. Francisco y Alfredo salen a cazar con Diego. El duque parece desesperado por conseguir una liebre. Cuando por fin lo hace, la lleva a la casa para que Clara cocine la receta que escribió para él. Durante la cena Gabriel acusa a Enrique de comprar a escondidas las deudas de Amelia, pero nadie le cree. La cena está deliciosa. Enrique quiere felicitar a la cocinera. Cuando sube descubre que van a ejecutar a su padre. Diego ha firmado la sentencia.

Diego encuentra a Clara inconsciente bajo la tormenta. La lleva a Castamar. Su estado es muy delicado. El duque pide que la suban a una alcoba de invitados, y él mismo se encarga de cuidarla.  Doña Mercedes cree que ha perdido el juicio, pide ayuda a la Reina para evitar que arruine su compromiso con Amelia. Pero Diego está dispuesto a renunciar a todo por la cocinera, que a pesar de los cuidados no deja de empeorar.

El mayordomo Melquiades Elquiza enseña las bases de un buen criado a Roberto. Melquiades Elquiza se reúne con Roberto Velázquez para enseñarle las normas más esenciales para ser un buen criado dentro del palacio de Castamar. Ser un mayordomo ejemplar no es un trabajo fácil y el joven se siente nervioso ante la actitud del señor: "Desde que murió Doña Alba, Don Diego apenas sale de su alcoba". Ante esta situación, Elquiza advierte que su puesto en palacio es mucho más importante y por ello le advierte que "un mayordomo lo es hasta la muerte". Finalmente, Elquiza anuncia la inminente llegada de Clara Belmonte, una joven que comenzará a trabajar en las cocinas de Castamar: "Quiero comprobar si es tan talentosa como dicen".

Diego busca a Clara, Elquiza Le comunica que la joven ya está de nuevo en las cocinas; se encuentra repuesta. El mayordomo también enseña a su señor la carta donde se comunica que Armando Belmonte, el padre de Clara, va a ser ejecutado en dos días. Clara le acusa de haber sido él quien firmó esa sentencia de muerte, Diego no sabía que se trataba de su padre pero hará todo lo posible por pedir el indulto al Rey, escribiéndole una carta.

Roberto alerta a Elquiza de que los criados están alterados tras la desaparición del Rey. Melquiades Elquiza realiza un importante apunte a Roberto tras ver cómo guardaba los documentos de Don Diego: “Ver, oír y callar: eso es lo único que debes aprender si quieres llegar a ser un buen mayordomo”. Una advertencia que ha dejado al joven un poco preocupado. Además, el servicio tiene miedo de salir de palacio tras la desaparición del Rey, ¿qué ha pasado para que se haya esfumado sin dejar rastro?

Amelia se despierta con dolor en el vientre, hay sangre en su camisón pero prohíbe avisar al doctor. Mientras, Diego cuenta a Clara que el diario de guerra afirma que su padre es culpable de haber matado al Coronel Quintanilla. Doña Mercedes insta a Diego a seguir con los preparativos de su boda con Amelia. El duque quiere presentar a su prometida al Rey pero los dolores de Amelia van a más y don Evaristo dictamina que la joven puede perder al niño. Clara acude a la habitación, le prepara un consomé con jerez para que el alcohol dilate su útero y pueda descansar. Diego agradece a Clara su ayuda mientras intenta darle explicaciones: nunca estuvo en sus planes casarse con Amelia y mucho menos tener un hijo. Clara le escucha triste, los dos callan lo que sienten. Por otro lado, Clara sigue en su intento de demostrar la inocencia de su padre

Úrsula y Elisa se preguntan las razones por las que Amelia no quiere los vestidos. Elisa ha revelado a Úrsula que la señorita Castro no desea los vestidos que le han dado en Castamar. El ama de llaves se pregunta cuáles son las razones que le ha llevado rechazarlos. Finalmente, la conversación entre ambas hace estallar la incógnita sobre la razón de la subida de peso de Amelia, ¿es la comida de Clara el problema o será que oculta algo más?

Alfredo llega a Castamar malherido, antes de perder el conocimiento consigue advertir a Diego de que han secuestrado a su hermano Gabriel y este marcha a toda prisa a Madrid. Allí descubre que su hermano está a punto de embarca camino a Portugal, vendido como esclavo. Doña Mercedes recuerda viejos tiempos, cuando Gabriel llegó a la familia siendo pequeño, aterrado y con cicatrices en la espalda. Y Amelia ya recuperada, avisa a Clara que deje en paz a Diego porque se va a convertir en su esposo. La cocinera le anuncia que cuando pase la boda se marchará para siempre de Castamar. Ella ahora solo piensa en salvar a su padre, el tiempo pasa y no está segura de poderle salvar la vida.

Roberto pide consejo a Melquiades Elquiza sobre los caballos que necesitarán los señores. Después de dudar de la asistencia de Gabriel, comienzan a cuestionar la relación entre los hermanos Castamar: "Es intuición de mayordomo: saber ver lo que no es visible". "A Don Gabriel se le conoce más por lo que calla que por lo que habla", reconoce el mayordomo del palacio. El criado piensa que existe algo más de sentimientos del joven hermano hacia la señorita Castro: "Será por eso que no le quita ojo a Doña Amelia".

Hernaldo descubre que Diego tiene retenida a Adela, su hija. Si quiere volver a verla tendrá que ayudarle. Pero leal al marqués le cuenta la verdad. Enrique está seguro de que el duque jamás haría daño a la muchacha. En cuanto den su merecido a Sol Montijos irán a por ella. Pero Diego descubre los planes de Enrique y presiona a Hernaldo, que no tiene más remedio que traicionarle. Diego le reta a un duelo a muerte. Clara lo descubre. Teme por la vida de Diego y sale, a pesar de la agorafobia, decidida a evitarlo. Pero cuando llega es tarde. En la casa Amelia cuida a Gabriel. Están enamorados.

Melquiades Elquiza entrega a Roberto la lista de comensales para la comida y al criado le sorprende la permanencia de Enrique de Arcona en el palacio de Castamar. Tras el recital de Farinelli, pensaba que se habría marchado pero el mayordomo le advierte de su relación de gran amistad con Doña Mercedes. Roberto, en cambio, duda de su presencia por la actitud de Amelia Castro cuando le tiene cerca. Se ha fijado que algo extraño ocurre entre ambos. Además, revela que Don Diego y la señorita Castro pasaron una noche a solas. ¿Qué pensará Elquiza sobre estas novedades de palacio?

Diego sobrevive al disparo. Los planes de boda siguen adelante. Clara dejará la casa tras la ejecución de su padre. No hay esperanza para él. Pero aparece una nueva pista sobre el paradero del testigo. Gabriel sale a buscarle. Consigue llegar a tiempo. Armando se ha salvado. Clara se despide de Castamar y del duque agradecida. A Diego le duele verla marchar, pero no tienen opción. El día de la boda, Adela aparece con una carta que le ha dado su padre, no pueden dejar que Enrique, aunque ya muerto, se salga con la suya. Se descubre la verdad. El hijo de Adela es de Enrique. La boda se cancela y Diego sigue con su vida, pero sin Clara no merece la pena.